En el Albergue del Pirineo nos gustan los moteros. Para los demás viajeros el trayecto es un incoveniente a superar, y, a veces, hasta una tortura. Para el motero “el viaje mismo” es el disfrute. La curva no es una pega, sino un dibujo. El motero disfruta con todos los sentidos de los lugares que atraviesa. El Pirineo es un mundo de sensaciones, de curvas, un escenario ideal para los moteros. Cuando una persona aprecia aquello que recorre no le queda otro remedio que ser respetuoso con el recorrido. Los moteros van en grupo y son buenos compañeros. Por todo eso en Casa Iriarte, el Albergue del Pirineo, nos gustan los moteros.

 

Siente el Pirineo desde tu moto